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Escrito por Jennifer Pelegrin
Actualizado 7 de noviembre de 2025
Tabla de contenidos
Capex qué es es una de las preguntas más habituales cuando se habla de finanzas empresariales. El término puede sonar técnico, pero en realidad se refiere a algo muy sencillo: las inversiones que hace una empresa para mantener o hacer crecer su capacidad productiva.
Cada negocio necesita destinar recursos a largo plazo en activos como maquinaria, instalaciones o tecnología. Estos gastos no son corrientes del día a día, sino apuestas que marcarán el rumbo de la compañía en los próximos años. Por eso, entender bien el concepto es clave para tomar decisiones financieras acertadas.
En este artículo veremos qué significa Capex, cómo calcularlo, qué tipos existen y en qué se diferencia del Opex. También repasaremos ejemplos prácticos y su papel en los estados financieros, para que tengas una visión clara y útil de este indicador fundamental.
Puntos Clave
El Capex representa la inversión de capital en activos fijos que generan valor a largo plazo, como maquinaria, instalaciones o software.
Calcular el Capex con la fórmula (PP&E actual – PP&E anterior + depreciación) permite medir cuánto invierte realmente una empresa en mantener o ampliar su capacidad.
Analizar el Capex junto con métricas como ROI, TIR, VAN y su efecto en el flujo de caja libre es clave para tomar decisiones financieras sólidas.
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Capex es el acrónimo de Capital Expenditure, traducido al español como gasto de capital. Hace referencia al dinero que una empresa invierte en activos fijos de larga duración, como edificios, terrenos, maquinaria, vehículos o software.
Estos activos no se consumen en un solo ejercicio, sino que aportan valor durante varios años. Igual que ocurre al aprender qué es trading, comprender este concepto es clave para entender las finanzas empresariales.
Aunque se hable de “gasto”, en realidad el Capex es una inversión de capital. No se registra como un coste inmediato en la cuenta de resultados, sino que se incorpora al balance general y se reparte a lo largo del tiempo mediante amortización o depreciación acumulada.
En pocas palabras, el Capex representa el esfuerzo económico que realiza una compañía para mantener su capacidad productiva o impulsarla hacia el crecimiento. Por eso se considera un indicador esencial en la planificación financiera y en la valoración de cualquier negocio.
El Capex se divide principalmente en dos categorías, cada una con un papel distinto en la gestión financiera y la planificación de inversiones:
Hace referencia a las inversiones de capital destinadas a conservar la capacidad productiva actual. Son gastos necesarios para mantener en buen estado los activos fijos ya existentes. Ejemplos habituales incluyen la sustitución de maquinaria antigua, la renovación de equipos de transporte o la reparación de instalaciones.
Se centra en aumentar la capacidad de producción o en abrir nuevas oportunidades de negocio. Representa un gasto de capital que impulsa el crecimiento futuro de la empresa. Algunos ejemplos prácticos son la construcción de una nueva planta, la compra de terrenos para ampliar operaciones o la implementación de nuevas tecnologías para mejorar procesos.
El cálculo del Capex es fundamental para saber cuánto invierte una empresa en sus activos fijos. No solo sirve para medir lo que se gastó en el pasado, también ayuda a prever las necesidades de inversión en el futuro.
La fórmula de Capex más común es:
Capex = (Propiedad, Planta y Equipo del año actual – Propiedad, Planta y Equipo del año anterior) + Depreciación del año actual
De esta forma se combina el cambio en el valor contable de los activos fijos (PP&E) con la amortización o depreciación acumulada, reflejando la inversión real realizada en un periodo.
En la práctica, calcular el Capex con PP&E significa revisar el balance general de la empresa y añadir la depreciación que aparece en el estado de resultados.
Así se obtiene una cifra que muestra el esfuerzo de inversión de capital necesario para mantener o ampliar la capacidad productiva.
Además de calcular lo ya invertido, las empresas suelen preparar un presupuesto de capital para estimar futuros proyectos.
Este cálculo puede apoyarse en proyecciones de ventas, planes de expansión o metas estratégicas. Con ello, el Capex se convierte en una herramienta clave para planificar la inversión a largo plazo.
El Capex no solo refleja una decisión de inversión, también tiene un lugar definido dentro de la contabilidad y los principales estados financieros de una empresa.
Cuando una empresa realiza una inversión de capital, el gasto no se registra como un coste inmediato, sino que aparece en el balance general como parte del inmovilizado material o inmaterial.
Así, se incrementa el valor de los activos fijos que posee la compañía, reflejando su capacidad productiva a largo plazo, junto con indicadores como el apalancamiento financiero que ayudan a medir su solidez.
El estado de resultados no muestra directamente el Capex. Lo que sí aparece es la amortización o depreciación acumulada asociada a esos activos, que se reparte durante los años de vida útil.
De esta manera, el impacto del Capex se reconoce poco a poco en la cuenta de pérdidas y ganancias.
En el estado de flujos de efectivo, el Capex se recoge dentro de las actividades de inversión. Allí se registra la salida de dinero destinada a la compra, mejora o sustitución de activos fijos.
Este punto es clave porque permite medir cómo las decisiones de gasto de capital afectan a la liquidez disponible de la empresa en cada ejercicio.
El Capex se materializa de forma distinta según el tipo de activo y el sector. Puede abarcar tanto bienes tangibles como intangibles, y su impacto se observa en decisiones estratégicas de empresas de todos los tamaños.
Aquí entran inversiones en fábricas, maquinaria, equipos de transporte o instalaciones. Un ejemplo claro es el proyecto solar de EDF Renewables y Jinko Power en Abu Dhabi, con una planta fotovoltaica de 2 GW y una inversión cercana a 1.000 millones de dólares.
Este caso muestra cómo el gasto de capital en infraestructura puede transformar la capacidad productiva de una empresa y de todo un sector energético.
No todo el Capex se destina a elementos físicos. También se incluyen activos intangibles como software, licencias o propiedad intelectual.
Un ejemplo es la compra que hizo Google a Fossil en 2019, adquiriendo tecnología de smartwatch por 40 millones de dólares. Esta operación representó una inversión de capital en innovación con beneficios esperados a largo plazo.
Manufactura: Adquisición de nuevas cadenas de montaje o robots de producción.
Transporte: Compra de flotas de vehículos o renovación de aeronaves.
Tecnología: Inversiones en centros de datos o licencias de software críticas.
Energía: Construcción de plantas solares, parques eólicos o repotenciación de instalaciones existentes.
El Capex no es solo una cifra contable: es un indicador estratégico que refleja cómo una empresa invierte en su futuro y gestiona sus recursos a largo plazo.
En las fases iniciales, el gasto de capital suele ser elevado porque la empresa necesita equipamiento, instalaciones y tecnología para arrancar. Con el tiempo, el Capex de mantenimiento gana peso frente al de expansión.
Analizar esta evolución permite identificar en qué punto del ciclo se encuentra el negocio y si está preparado para sostener su competitividad.
El Capex está directamente vinculado a métricas clave de rentabilidad como el retorno de la inversión (ROI), la tasa interna de retorno (TIR) y el valor actual neto (VAN). También se relaciona con indicadores como qué es el ROE, que mide la rentabilidad sobre los recursos propios
Estos indicadores permiten evaluar si las inversiones en activos fijos generan beneficios suficientes para justificar el desembolso y sirven como guía para la toma de decisiones estratégicas.
Cada euro invertido en Capex supone una salida de efectivo registrada en el flujo de caja libre.
Este vínculo es crucial para medir la liquidez de una empresa: demasiada inversión puede tensionar la tesorería, mientras que una estrategia equilibrada puede garantizar crecimiento sostenible sin comprometer la solvencia.
Aunque a veces se confunden, Capex y Opex representan dos tipos de gastos completamente distintos en la gestión empresarial.
Característica
CapEx (Capital Expenditure)
OpEx (Operating Expenditure)
Definición
Gastos de capital destinados a adquirir, mejorar o mantener activos fijos a largo plazo.
Gastos operativos recurrentes relacionados con el funcionamiento diario de la empresa.
Duración del beneficio
Beneficio a largo plazo: los activos se usan durante varios años.
Beneficio inmediato o de corto plazo, ligado al periodo contable.
Ejemplos
Compra de maquinaria, adquisición de edificios, desarrollo de software propio.
Pago de salarios, alquiler, servicios públicos, mantenimiento.
Tratamiento contable
Se capitaliza en el balance y se deprecia/amortiza con el tiempo.
Se registra como gasto inmediato en la cuenta de resultados.
Impacto en flujo de caja
Mayor desembolso inicial, puede afectar liquidez a corto plazo.
Flujos constantes y predecibles, afectan directamente la rentabilidad operativa.
El Capex (gasto de capital): Se refiere a inversiones en activos fijos que generan valor a largo plazo. Estas operaciones aparecen en el balance general como inmovilizado material o inmaterial, y su efecto se reparte en el tiempo mediante amortización o depreciación acumulada.
El OpEx (gasto operativo): Engloba los costes diarios necesarios para que la empresa funcione: salarios, alquileres, suministros o marketing. A diferencia del Capex, el Opex se registra directamente en el estado de resultados y afecta de inmediato al beneficio del periodo. También conviene revisar la relación de endeudamiento, que muestra la proporción entre deuda y capital propio.
En algunos casos, las empresas optan por transformar parte del Capex en Opex para ganar flexibilidad. Ejemplos comunes son la externalización de servicios, el software en la nube o el arrendamiento de equipos en lugar de su compra.
Esta estrategia reduce la inversión en inmovilizado material, disminuye la presión sobre el flujo de caja libre y permite ajustar costes según las necesidades del mercado.
El Capex es una herramienta clave para sostener el crecimiento de una empresa, pero también implica compromisos financieros que deben evaluarse con cuidado.
Invertir en gasto de capital permite a la empresa mantener su capacidad productiva, incorporar nuevas tecnologías y ampliar operaciones. Gracias al Capex, se refuerza la competitividad a largo plazo y se generan oportunidades para mejorar el retorno de la inversión (ROI).
Además, un plan sólido de presupuesto de capital ayuda a anticipar necesidades y asegurar una gestión financiera más eficiente.
El Capex también tiene desventajas. Supone fuertes salidas de efectivo que afectan al flujo de caja libre, y si las inversiones no se traducen en rentabilidad, pueden convertirse en cargas financieras.
Otro riesgo es la falta de flexibilidad: una vez adquiridos los activos fijos, la empresa queda comprometida con su uso y su amortización durante años. Por eso es importante equilibrar las decisiones de inversión de capital con la realidad del mercado y la capacidad de financiación disponible.
Entender qué es el Capex y cómo se refleja en la contabilidad permite a cualquier empresa gestionar mejor sus recursos y planificar su crecimiento. El gasto de capital no solo muestra cuánto invierte una compañía en activos fijos, también revela su estrategia a largo plazo y su capacidad para generar valor.
Calcular el Capex, analizar su impacto en el balance general, el estado de resultados y el flujo de caja, y compararlo con métricas como el ROI, la TIR o el VAN es esencial para tomar decisiones financieras informadas.
En definitiva, el Capex es mucho más que una cifra: es el reflejo de cómo una empresa invierte en su futuro, equilibra riesgos y asegura su competitividad en el mercado.
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Capex es el gasto de capital que una empresa destina a comprar o mejorar activos fijos como maquinaria, edificios o tecnología. Representa inversiones a largo plazo para mantener o ampliar su capacidad productiva.
Un ejemplo de Capex es la compra de una nueva planta de producción o la renovación completa de una fábrica. Son inversiones que generan beneficios durante varios años, no un gasto inmediato del día a día.
El Capex se calcula tomando la diferencia del valor de los activos fijos entre dos periodos y sumando la depreciación del año. Fórmula: Capex = (PP&E actual – PP&E anterior) + depreciación.
Capex son inversiones en activos a largo plazo, mientras que Opex son gastos operativos diarios como salarios, alquileres o suministros. Capex se amortiza con el tiempo; Opex impacta directamente en el resultado del periodo.
Existen dos tipos: Capex de mantenimiento, para conservar los activos actuales, y Capex de expansión, destinado a aumentar la capacidad productiva o abrir nuevas operaciones.
El Capex refleja cómo una empresa invierte en su futuro. Permite analizar si está manteniendo su nivel de producción, si busca crecer y cómo afectan esas decisiones a su flujo de caja y rentabilidad.
Jennifer Pelegrin
SEO Content Writer
Jennifer Pelegrin es redactora SEO con cinco años de experiencia escribiendo para sectores como las finanzas y la ciberseguridad. Está especializada en transformar temas complejos en contenidos fáciles de entender, ayudando a los lectores a comprender mejor la información.
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